martes, 23 de abril de 2013

¿ QUÉ ES LA ESCUELA DE ADULTOS PARA MÍ?


              Definir  lo que mi  Escuela de Adultos significa para mí es un poco complicado, ya  que tiene muchos significados, tanto a nivel cultural como interpersonal.

               Me remonto a hace cuatro años, cuando comencé mi andadura por estas clases para adultos. Desde ese momento he cursado diversidad de talleres donde me he encontrado profesores extraordinarios, unos educadores que ya quisieran muchos centros contar con ellos para impartir las clases.

               Soy una persona que siempre la ha gustado hacer alguna actividad o bien estudiar o trabajar.  A nivel interpersonal las clases me han servido para conocer gente,  aprender muchas cosas y recordar otras que se me habían olvidado.

                 Bajo mi punto de vista creo que todos los cursos que se realizan en la Escuela de Adultos de Astillero están muy bien y son necesarios , sobre todo para la gente que por diversos motivos,  no tienen los estudios  exigidos para poder trabajar.

Si queremos que las personas nos humanicemos más, estas clases son medio para ello, pues con los compañeros nos preocupamos de si se encuentran bien o mal, y en cualquier caso, darles una palabra de aliento.

         

                 ¡QUE SIGAN LAS CLASES PARA ADULTOS!

              
    ANA MARÍA MUCIENTES, TALLER DE LECTURA Y ESCRITURA

EL FÍN NO SIEMPRE JUSTIFICA LOS MEDIOS

Hello ¡ Good Afternoon! My name is Tomas. I live in El Astillero. I like English music. Estas son algunas de las frases que  he aprendido a escribir y a pronunciar, con ciertas limitaciones, durante mi  asistencia a clases de inglés en el pasado curso.

También he aprendido a manejarme mínimamente en  las nuevas tecnologías, en el curso de informática,  aprendiendo a crear archivos y carpetas y a guardar mis cosas en ellas.

Las clases de  Formación Básica, siempre presididas por una buena armonía y compañerismo entre los alumnos  del grupo, en las que nuestra profesora nos da precisas e interesantes explicaciones sobre diversos temas, todos ellos relacionados con  las materias que estudiamos. En este punto me gustaría hacer una mención especial a esas personas que en su día no tuvieron la oportunidad de aprender la lectura de la cartilla Rubio o del catón, como nosotros aprendimos. Para mí  es motivo de orgullo y de admiración compartir  el aula con estos alumnos, todos aquellos que no pudieron estudiar en su niñez, ver cómo se esfuerzan por  aprender y entender  lo que en su día no pudieron aprender.

Qué puedo decir del taller de lecto-escritura ,con sus interesantes debates literarios, y su no menos vivencias personales, reflejadas  en las redacciones  que a modo de ejercicio, nos manda nuestra profesora cargadas  todas ellas de sabiduría y nostalgia. Todos los martes nos reunimos  una serie de personas que compartimos  la afición por la literatura y expresamos nuestros diferentes puntos de vista y opiniones sobre libros leídos en el taller. Estos tipos de talleres ayudan a mantener la memoria en constante actividad y la mente despejada.

En las clases de Historia, con sus interesantes contenidos hemos estudiado a un personaje,  de comienzos de la Edad Moderna, florentino, pensador, estadista y escritor se llamaba Nicolás Maquiavelo(1469-1527).Este filosofo escribió sobre una teoría que yo no comparto, no siempre  ni en todos los casos ,el fin justifica los medios. El derecho a la educación y a la cultura son derechos fundamentales y constitucionales alcanzados con sudor  y sangre, y a nosotros nos corresponde luchar por ellos, mantenerlos, conservarlos, para transmitírselos a nuestras  generaciones venideras.

En mi modesto entender, sería una gran irresponsabilidad hacer dejación  de unos derechos, que tanto sacrificio y esfuerzo ha costado conseguir, por el capricho, la prepotencia y la incompetencia de los políticos de turno , que viven instalados en la creencia de que la educación es cara.
Pues si  la educación es cara ya verán la ignorancia.




TOMÁS SUÁREZ, TALLER DE LECTURA Y ESCRITURA CREATIVA

MI EXPERIENCIA EN EL CENTRO DE EDUCACIÓN DE PERSONAS ADULTAS





 Hace unos cuantos años, una amiga y yo decidimos acercarnos a la Casa de Cultura de la Cantábrica para informarnos de los cursos para adultos que allí se impartían porque queríamos iniciarnos en la informática. Allí empezó la que sería mi larga relación con este centro.


Al principio fui con reticencia, no sabía a lo que me enfrentaba y no estaba muy segura de seguir más allá del primer mes. Pero me equivoqué, no solo superé ese mes, sino que terminado ese curso, inicié otro de Internet y después, me apunté a las clases de inglés, donde estuve tres años, y un año más, en francés.

Actualmente estoy en el curso de Lectura y Escritura creativa y ya es mi tercer año.



Con todo esto quiero decir que mi experiencia en este centro no es solo positiva, sino algo más. Para mí supone una forma de seguir aprendiendo, además de estar en  contacto con personas distintas a mí, en edad y en forma de pensar ; que me enriquece, que me aporta y colma mi necesidad de aprender  y compartirlo con los demás.



Aquí he encontrado compañeros y profesores que merecen la pena, estos últimos volcados en su trabajo y teniendo que lidiar  con personas adultas que a veces son  más difíciles de tratar que los niños.



En resumen, quiero decir que estoy orgullosa de mi Centro de Adultos, que considero mío. Es un centro necesario. Ya está bien que siempre que hay que recortar y reducir gastos se haga de cosas tan necesarias como la educación . La educación es lo que nos diferencia de los animales, nos salva de la ignorancia y nos da herramientas para defendernos. Una persona sin educación es una persona manipulable, al capricho de los cuatro “iluminados” que nos gobiernan.





                         !!!Arriba la educación!!!



 ANA RUIZ PONTONES, TALLER DE LECTURA Y ESCRITURA CREATIVA


MI ESCUELA DE ADULTOS


Para mí la escuela de adultos ha significado mucho. En primer lugar,  hay un contacto con profesores y el resto de alumnos muy gratificante, pues somos un grupo muy sociable y no hay diferencias, aunque, a veces discutamos, siempre con respeto y tolerancia, ciertos temas.

Además, aunque parezca raro, debido a nuestra edad, también aprendemos cosas nuevas y recordamos otras que teníamos olvidadas. A mí, personalmente, me gusta todo lo que nos enseñan, sobre todo el Taller de Lectura y Escritura, en el cuál perdemos la noción del tiempo mientras leemos y viajamos a lugares y épocas lejanas. No quiere decir que el resto de las clases no sean atractivas, ¡lo son y mucho! claro que sí! Cada taller es distinto y nos aportan cosas diferentes.


Por todo esto pienso que la escuela de adultos nunca debería desaparecer. Es un buen aliciente sobre todo para las personas de cierta edad, como servidora, que con mis años estoy aprendiendo  hacer potencias, que no había hecho en mi vida. ¡Estoy maravillada! Aún tengo muchas ganas de aprender, de mejorar, a pesar de mi edad.


Pido a las personas de las que dependan estas clases que no nos quiten este placer de poder seguir con la ilusión de pasar tardes tan agradables y seguir aprendiendo todas estas cosas que nos apasionan.
Hortensia Ostolaza

ALGO QUE NO SÉ COMO ADMITIR


 

Había dejado, para  la tarde, los deberes que los profesores me habían puesto como tarea en clase. Fui  a abrir el cuaderno cuando, en ese momento, recordé lo que me habían dicho sobre la nueva normativa de educación de alumnos adultos.

En aquel mismo instante se me cayeron dos lágrimas. Toda la vida la he pasado  soñando con la posibilidad de poder aprender a escribir bien,  y en este momento,  a mis casi 78 años, hace muy poco y por una casualidad, que a continuación quiero explicar, pude conseguirlo. 

Empecé a  ir a clase hace unos años. Días atrás comienzan  a correr rumores por Astillero, la gente hablaba de que para el curso que viene nuestras expectativas de continuar aprendiendo estaban en el aire, que querían reorganizar las clases de adultos y, que incluso, algunos talleres podrían desaparecer.  Esto me puso muy triste ya que truncaba todas mis ilusiones de aprender lo que no pude aprender en mi niñez por tener que ayudar a mis padres.

Yo tuve cuatro hijos. Cuando nació mi segunda hija comencé a escribir un libro. En aquellos momentos tuve que guardar  aquellas hojas  que con tanto cariño y esmero había escrito en un sitio muy especial ya que, por falta de tiempo, no pude seguir trabajando más en aquel libro.

Pasados los años  y con más tiempo libre  volví a intentarlo y lo conseguí. Una  de mis hijas me animó a que viniera a la Escuela de Adultos para que leyeran este libro que había escrito con tanta ilusión. Sin pensármelo dos veces  cogí mi libreta y aquí me presenté, por cierto, con suerte. Me encontré, en un edificio que no conocía,  con un hombre al que  le conté mi historia y al que pedí, con mucha ilusión, que lo leyera. Yo le comenté que igual no entendía mi letra, que le iba a costar mucho leerlo por mis faltas de ortografía y por mi mala caligrafía, pero yo quería mejorar, aprender a escribir con buena letra y sin faltas de ortografía.

El hombre me preguntó: `` ¿cuántas paginas tienes escritas?´´  Yo le contesté que unas doscientas, a lo que él me comentó que tenía mucho mérito por haberlo escrito y me pidió tres meses para leerlo. Vine a casa y se lo conté  a mis hijas que me decían: no lo va a entender mama.

Yo, sin pensarlo más, le dije a mi nieta de  8 años, que estaba aprendiendo a escribir a ordenador: ¡enséñame por favor! Y así fue como escribí, con mucho esfuerzo, ese libro para que pudieran entenderlo.

Este hombre,  que era por cierto el director  del centro, me animó mucho para que fuera a clase. A la semana siguiente, preparé mi estuche, mis cuadernos y comencé a ir a clase. De eso hace un tiempo ya, pero yo no quiero parar, yo quiero seguir aprendiendo, no quiero que me quiten este sueño, esta necesidad  que he tenido durante toda mi vida, y que ahora puedo hacer realidad: APRENDER

ÁNGELES ARRATIA, TALLER DE LECTURA Y ESCRITURA CREATIVA


 

EDITORIAL DE LA REVISTA CEPA ASTILLERO 2012-2013

Dicen que la curiosidad mato al gato, pues bien, a mi más que matarme, me llevo a una cosa que solo conocía de oídas: “educación para adultos”. Si a este nombre le sumas el apellido de “Taller de Lectura y Escritura Creativa”, obtenemos una reacción química que desencadena en un volcán de curiosidades e inquietudes. 

A priori mi intención no iba mas allá de pasar unas tardes agradables conversando de libros y poniendo en común textos de nuestra propia cosecha, todo guiado por una profesora, aprendiendo con los comentarios, con las lecturas con los análisis de los libros, pero……. ¡Cuál fue mi sorpresa cuando todo esto no fue así!
La mayoría de las personas que me rodeaban me sacaban unos años en edad y varios años luz en experiencia vital, si, es eso que nos va sucediendo mientras nos empeñamos en hacer planes que generalmente no suelen salir, cada libro, cada palabra desembocaba en un exposición constante de vivencias que no hacían más que enriquecer, todo aquello que en el ego humano infinito te piensas que ya sabes, cada texto con el que nos topábamos nos llevaba a compartir algo personal que lejos de ser una mera tertulia iba mas allá convirtiéndose en una lección constante.


La gente que acude a estos centros, sea cual sea su nombre o el taller al que acudan, son personas claramente curiosas, poseen ese ansia de conocimiento que no se ve limitado por la sociedad en forma de “que voy a aprender yo a mi edad” , son personas que desde la humildad de la famosa frase “solo sé que no sé nada” saben y quieren aprender, desean completar su conocimiento dando lecciones magistrales a todo aquel que se piense que ,para aprender la edad es un impedimento o el tiempo, o cualesquiera que sea la excusa que su mente acepte como buena a la hora de no acudir. La única respuesta posible a este hambre de saber es la obligación de saciarlo con todo el conocimiento que la mente requiera y pida, taller de idiomas, de lectura, cursos de ciencias o de letras no importa cuál sea el menú, el hambre del saber es infinito y lo devora todo.


La obligación social y moral de saciar esta sed tiene que nacer del propio egoísmo de la sociedad por conocer la historia para no repetir los mismos errores del pasado y en un mundo en el que la historia es digital,  global y tremendamente rápida merece la pena que las personas que en sí mismas tienen la historia escrita en su piel y que la cuenten dándoles las herramientas para hacerlo.


En ningún momento debemos caer como sociedad en el error de la creencia de poseer el conocimiento absoluto, y puesto que la sociedad es la suma de un conjunto de individuos,  como individuos debemos de pretender crecer constantemente para que la sociedad crezca.


Con todo esto tan solo quería recordar y en cierta manera agradecer a todos y cada uno de mis compañeros todo lo que me han enseñado y que la torpeza de mi lenguaje no me deja explicar correctamente y el lujo que ha significado tenerlos y escucharlos. 


Decirles a todos aquellos funcionarios de la educación, que no son dignos de llamarse maestros, que de vez en cuando da gusto ver que algunas personas se esfuerzan por enseñar en un acto reciproco, con humildad y aprendiendo de los que comparten su aula, gustoso de haber tropezado con una persona que entiende que para enseñar no hace falta subirse en una tarima porque lo primero que se ha de enseñar es que todos estamos a la misma altura, y que las cosas se cuentan mirando a los ojos, y por ultimo decirles a todas las mentes pensantes que el hambre de saber, sea cual sea la edad o nivel de estudios debe de ser saciado, como deber y obligación hacia aquellas personas que en su momento trabajaron para que los que hoy en día son responsables  pudiesen formarse para serlo, se lo deben y una de las cosas que he aprendido, es que si debes, debes de pagar tus deudas. 

FERNANDO GARCÍA DEL CERRO,  TALLER DE LECTURA