En una calle estrecha del Madrid de los Austrias, cerca de la Plaza Mayor, había unas cuantas farolas, pero solo una era la del gato gris.
Esta farola no era ni muy baja ni muy alta, estilo Renacentista, el gato pasaba junto a la farola bastantes horas a lo largo del dia y de la noche.
Cuando necesitaba hacer sus necesidades se paseaba por la callle de arriba a abajo, permanecia un tiempo bajo la farola.
La gente que pasaba por esa calle, le llamaban el gato gris que vive en la farola y le consideraban un miembro más de la comunidad.
Un buen día le encontraron acompañado de una linda gatita blanca, estuvieron paseando y jungando por tan maravilloso entorno histórico.
Al final, esa farola, en lugar de tener un ocupante, pasó a tener dos mininos felices, haciéndose carantoñas y lamiéndose mutuamente.
El gato gris y la linda gatita blanca........ ¿cómo acabará esta historia?.............
ANA MUCIENTES
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