Todas las noches salía a tirar la
basura al contenedor de enfrente de mi casa y siempre
encontraba la misma escena, un gato, de color canela, flaco y sucio, esperando bajo la farola a que yo dejase la bolsa. Alguna vez me había quedado observando detrás del muro para ver lo que hacía y me sorprendía
que no tocase la bolsa hasta que yo no me iba, pero encuanto se encontraba solo atacaba la basura con ganas.
Una noche salí como era mi costumbre y no vi al gato, reconozco que me extrañó y me quedé un rato esperando, pero cuando ya me iba a marchar, a la luz
de la farola vi algo que no me esperaba: el gato ( que era gata) seguida de seis gatitos de apenas unos días.
Solo me queda por contar que nunca más volvieron
a rebuscar en la basura, ahora viven en mi casa y son unos felinos muy felices.
ANA RUÍZ
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