viernes, 14 de junio de 2013

EL GATO BAJO LA FAROLA

Yo vivía en una casita de pueblo, donde los animales, eran tan importantes como las personas que residían en la vivienda. Un buen día mi hermano pequeño, antes de irse a la cama, se vino desde su habitación y me dijo:- mira, ven a mi habitación y verás como debajo de la farola hay un gato rubio, que no hace mas que llorar ¿ Quieres que bajemos a por él y le dejemos en la cocina bien tapado para que no tenga frío?. A mi no me pareció mala idea. Sin saberlo mis padres, nos fuimos.
Apoyado en la farola estaba un gato rubio precioso. Nos gustó tanto el gato que lo cogimos y nos lo llevamos a nuestra casa.Al llegar a la cocina muy en silencio, para que nadie se enterara, le dimos un poquito de leche ( lo necesitaba), en la farola no había nada de comer. La sorpresa se la llevó mi madre a la mañana siguiente, cuando se levantó, y vio al gato. Le pareció un gato precioso. Tanto quería el gato a mi madre, y nosotros a él, que iba a buscar a mi madre al autobús que hacía el servicio del pueblo y, al lavadero que era los sitios que frecuentaba mi madre.
Cambiamos de casa. Nos fuimos a vivir a un piso, y, ese encierro, el gato no lo soportó. Un día se fue, y no volvió más. No supimos si no supo volver o no quiso.


Mª Ángeles Arratia Repiso, Taller de Lectura y Escritura Creativa.

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